-“¡Mami, ya puedo ver!”- dijo la niña con un entusiasmo incomparable e incontenible
-“Claro, hijita, yo te dije que ibas a tener los parches un par de días y luego podrías volver a ver tranquila”- le respondió su madre.
Los demás pasajeros iban pensando en sus cosas, algunos enchufados a sus audífonos y con su música, otros mirando taciturnos por la ventana con algunas lagañas en los ojos y algunos pocos conversando con algún amigo. Nadie lo nota.
-“¡Mami, mira ese caballo!”- exclama la niña con la emoción a flor de piel.
-“¡Mami, mira ese árbol! ¡Mami, mira ese auto!” – grita la niña regocijándose ella misma de haber recuperado la vista. De poder redescubrir este mundo a cada vuelta de esquina.
Yo olvidé cargar mi arma tecnológica con los emepetreces de turno y al subirme al transporte público renegué de este olvido ya que pasaría los veinticinco minutos de viaje en un aburrimiento de ostión.
-“¿Mami, los otros niños nunca más me podrán decir “ciega”, no?” – dijo la niña en tono preocupado.
– “Nunca más, hijita, nunca más” – le respondió la madre con voz entrecortada.
Nadie lo notó, pero la alegría exultante de la niña y la alegría interior de la madre le dieron un halo de luz impresionante a una mañana gris. Y me demostraron, una vez mas, que los brincos del corazón son nuestro motor en la lucha diaria.
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Qué bueno… ese tipo de situaciones hacen que no extrañe tanto mi mp3 en el micro.
y no sé, leí y algo se me quedó atorado dentro…..
felicidades por haber sido cómplice de la magia.
Uy…
Pequeñas cosas de la vida nos hacen sonreir, pero sólo a los que están dispuestos a recibirlas…como el sonido del grillo que nadie más escuchaba, así.
Después de todo, andar en micro no es tan malo…no es tan malo.
Besos de miércoles a las 2 y 16 de la mañana :)
Siiiiiiii, los brincos del corazón, y añadiría también los brincos del cerebro.
tan necesarios y complementarios los dos para vivir.
gracias por compartir semejante historia con nosotros . .
un besote
Santiago:
Mira vos, no sabía que este mural de los insomnios tenía tan buenas letras. Te felicito… y te paso a linkear.
Un abrazo.
Santiago…vengo a desearte una Feliz Navidad con mucho cariño.
Recibe un fuerte abrazo.
¡Qué genial! si es que a veces vamos tan ensimismados en nuestro mundo que nos perdemos los pequeños milagros que pasan todos los días
Un abrazo navideño